domingo, 11 de septiembre de 2011


El enemigo invisible en la tragedia de Juan Fernández

A la luz de los antecedentes y comentarios posteriores a la Tragedia de Juan Fernández, me siento en la obligación debido a mi calidad de ex piloto de la Fuerza Aérea de Chile, a hacer algunas precisiones respecto de ciertos análisis que se repiten, que denotan una profunda ignorancia en algunos casos y que son emitidos además por personas que no pueden negar algún interés comercial, político o de otra naturaleza. Esto solo distorsiona la información a la opinión pública, como asimismo incide en el dolor que afecta a las familias de las víctimas.

Entiendo la ansiedad, por buscar las causas o determinación de culpabilidades, haciendo incluso que algún medio en su afán de ser el primero en dar la noticia, tenga que ser también el que más veces debiera retractarse. Pero esta tarea le corresponde al ministro en visita Juan Cristóbal Mera, quien en virtud de su investigación determinará en su momento, las causas de este lamentable accidente.

Respecto de las causas que lo motivaron, se habla del combustible, experiencia de la tripulación o porqué iban civiles en un vuelo militar. Estos son aspectos que estaríamos en condiciones de descartar a priori, sin embargo debiéramos incorporar un aspecto fundamental que aparecerá en la fase final del vuelo y que comentaremos más adelante.

En relación al combustible, debemos señalar que el avión salió desde Santiago con el combustible necesario para llegar a destino y un adicional para mantenerse en circuito sobre la isla, por un período de aproximadamente 45 minutos. Se comprueba que el avión llega a la isla e inicia los primeros circuitos (hay testigo). Estos son datos concretos y que en su condición de vuelo militar, no está sometido a la norma que si, afecta a los aviones civiles y comerciales a los que se les exige otras obligaciones, como por ejemplo tener aeródromo de alternativa. Por lo tanto esto es así y todas las Fuerzas Aéreas del mundo operan bajo parámetros distintos a los civiles.

Respecto de la experiencia de la tripulación, debo señalar que cumplían con todas las aptitudes para realizar la operación. Recordemos que los pilotos de la Fach, recién obtienen su “piocha roja” o título de piloto de guerra, luego de rigurosos cursos que incluyen diferentes etapas, tales como Contacto, Acrobacia, Formación y Navegación (avión pillán), luego se repite lo mismo en avión jet, para finalizar con un complejo curso de obtención de la habilitación de vuelo por instrumentos realizado en la zona de Puerto Montt, vale decir en una zona de alta complejidad meteorológica. Todo esto en un período de casi 3 años. Adicionalmente debemos agregar toda la experiencia acumulada en el desempeño posterior en las Unidades de vuelo de la Fach. También cuando se trata de experiencia en el caso del avión Casa 212, debemos considerar la experiencia de cabina, que en este caso alcanzaba las 1500 hrs de vuelo. Por lo tanto no podemos poner en duda esta condición, más aún cuando sumaban más de 4 vuelos realizados previamente a la isla.

En relación al transporte de pasajeros civiles, debemos recordar el gran aporte social que realiza la Fach. Debemos asumir que la morfología de nuestro territorio no es la de España, Francia u otro país Europeo. Tenemos un gran problema de conectividad con muchos lugares aislados, cuya vínculo con el resto del país es solo a través de operaciones que realiza la Fach como también lo hace la Armada, Ejército y Carabineros. En este sentido hay que destacar las miles de horas de vuelo en operaciones con aviones militares transportando civiles en tareas de reconstrucción y ayuda a compatriotas en situación de aislamiento, evacuaciones aeromédicas, inundaciones, terremotos y tantas más en que la “Sra. Juanita” solo tiene sentimientos de gratitud hacia la labor de estas instituciones.

Por lo tanto, no es el momento de analizar porqué vuelan civiles, debiéndose tal vez dejar la puerta abierta para normar o regular a futuro estas operaciones y que no afecten esta gran e importante labor social que ejecuta la Fuerza Aérea. Difícil tarea, dicen por ahí “después de la guerra todos somos generales”.

Dicho lo anterior, debiéramos poner el foco en la última fase de este fatídico vuelo, porque allí está la verdadera causa y esta tiene relación con un fenómeno meteorológico llamado “wind shear”, que en términos básicos no es otra cosa que un desorden intempestivo del viento, generando diferentes orientaciones e intensidades. Esta situación es particularmente peligrosa cuando se encuentra en las fases de aterrizaje, puesto que el avión va configurado (tren y flaps abajo), además de llevar la velocidad cercana a la de stall (pérdida de sustentación), puede hacer que los pilotos vean dramáticamente como su velocidad se reduce bajo la velocidad de stall. En una condición de baja altura no hay mucho que hacer.

Las condiciones que hacen prevalecer el “wind shear”, tienen que ver con un fuerte viento, más la morfología del terreno tipo acantilados y son precisamente estas dos condiciones, las únicas que a ciencia cierta se disponen como antecedentes para determinar la causa directa de la caída del avión.

Sin embargo, dejemos que el ministro en visita haga su trabajo solo estimé necesario comentar lo anterior, en atención a que viví en carne propia el efecto de este “enemigo invisible”, botando mi avión muy cerca de unos acantilados, teniendo hoy que convivir con una artrosis a cuestas, que lejos no se compara a la suerte que tuvieron los tripulantes del Casa212.

1 comentario:

  1. Estimado Capitán de Bandada(A) Don Patricio Encina:

    Junto con Saludarlo muy cordialmente, me permito felicitarlo por su análisis del fatídico accidente que todos los Chilenos hemos sido testigo. Me llega muy a fondo el dolor que deben sentir todos los familiares de los fallecidos y muy especialmente, los familiares de los jóvenes Tenientes que pilotaban en C-212, ya que también perdimos a nuestro tío Teniente(A) René Barahona siendo el muy Joven en un accidente en Iquique y es muy doloroso perder a jóvenes que entregan su vida por el servicio a la patria.

    Le envío un abrazo a la distancia muy afectuoso.

    Rodrigo Díaz Barahona
    Sobrino del Teniente(A) René Barahona Balbontín (El Huaso)

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